Vacaciones en Roses

Agosto del 2021.

Estoy pasando unos días de vacaciones en Roses, un municipio situado en la Costa Brava, en el noreste de Catalunya.

Es un lugar bastante tranquilo (sobre todo de lunes a viernes, el fin de semana llegan más turistas). Desde la misma casa en la que me alojo ya se ve algo interesante. Fuera, en la azotea, los blancos muros se cuecen bajo el sol. Si me aventuro a echar un vistazo desde ahí (por la mañana o al atardecer, las horas centrales del día aquello se convierte en un horno) puedo contemplar la bahía y parte del pueblo. Las gaviotas patiamarillas se enseñorean de los tejados. Me sobrevuelan decenas de vencejos pálidos, que crían en los agujeros de las fachadas de los edificios.

Son unos días de relajación junto a Mari y Sara (Edisa se ha quedado en Ripollet porque trabaja). Para mí el verano es época de lecturas: este año ha tocado los Relatos del piloto Pirx, de Stanislaw Lem, La isla misteriosa de Julio Verne y la relectura de La Torre Oscura de Stephen King. Además salimos a tomar algo, bañarnos en la playa, comer bien y, por supuesto, también dedico algún tiempo a la observación de aves.

Sara en la bahía.

Pasé una mañana en el Matà, unos antiguos arrozales abandonados situados en el Parc Natural dels Aiguamolls de l'Empordà, y fueron unas horas bastante productivas, pero quiero escribir sobre un ambiente mucho más seco.

Chorlitejo patinegro, Charadrius alexandrinus, en el Matà.

Jabalí en la Massona, junto a los arrozales.

A menos de diez minutos en coche, la carretera que lleva a Cala Montjoi me ofrece algunas paradas muy interesantes. Este año no se puede acceder en vehículo al Pla de Gates por el peligro presente de incendios, así que he aparcado en la misma carretera y he ascendido a pie.

El paisaje es espectacular, pero hay que llevar protector solar, gafas de sol para no quedar deslumbrado (especialmente si miras mucho al cielo buscando rapaces). Un buen sombrero no está de más. Yo llevo uno de paja. Las vistas de la bahía de Roses y el ambiente muy seco, rocoso, arbustivo y con muy poco arbolado no dejan indiferentes.

Las especies más interesantes son el alcaudón común, el bisbita campestre, la golondrina dáurica, la collalba rubia, el águila culebrera y, aunque este año me ha fallado, la curruca tomillera.

Adulto y pollo de alcaudón común, Lanius senator.

Otro jovenzuelo de alcaudón.

Collalba rubia, Oenanthe hispanica.

Mi fiel perra y compañera Nina, la perra ornitóloga, vino conmigo todos estos días. Nos hicimos algunas fotos.

Pose de malotes. Nina está en estado de relajación y felicidad absolutas.


A veces no se quedaba quieta. Tuve que hacer trampas.

En unos veinte minutos se puede ascender a pie hasta el Pla de Gates. Una buena idea es sentarse bajo alguno de los pocos árboles aislados que hay y esperar. Los lentos paseos entre la vegetación nos levantarán algunas aves, como los bisbitas o las collalbas, pero si el sol está muy alto puede ser un suplicio caminar.

Una de las tardes el cielo se nubló. Nina corre junto a las viñas.

De regreso a casa recibes agradables sorpresas. La señora María y el señor José han preparado una maravillosa paella.

Yo no soy mucho de verano (prefiero el otoño y el invierno), pero reconozco que tiene sus momentos.

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