Brasil 2017, tercera parte: Crissiumal y las decisiones acertadas
El super maravilloso chachi plan que había maquinado no era otro que éste: como dormía en el sofá de la sala podía despertarme antes que los demás y echar un vistazo desde el balcón. Pero para mi fastidio seguía lloviendo, aunque ahora sin rayos ni truenos. Simplemente llovía. No me desanimé y busqué el punto más adecuado para mirar sin que me viera la gente de la calle. Resulta que unas cuantas personas estaban paradas justo en la acera de enfrente: hacían cola esperando a que abriera un ambulatorio que teníamos delante. Seguramente era el único punto en todo Crissiumal donde había gente parada en la calle a aquellas horas de la mañana. Y tenía que ser precisamente frente al balcón donde un tío con prismáticos y cámara de fotos observaba el mundo de manera sospechosa. Me quedé tras el cristal por más motivos, no solo para no ser visto. También quería evitar que el ruido de fuera entrara en la sala y despertara a mis amigos, y que tampoco lo hiciera el frío ni el viento, ni por supue...