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Finlandia-Noruega 2007 (parte 11): Varanger. De Vardo a Hamningberg.

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Resuelto pues el tema del alojamiento cogimos el coche y cruzamos de nuevo el túnel submarino que separa la isla de Vardo de la península de Varanger, esta vez en dirección contraria, para tomar la carretera que lleva al punto más norteño que debíamos alcanzar durante nuestro viaje: Hamningberg. Aquella carretera estaba flanqueada por el paisaje más desolador de todos cuantos visitamos durante aquellos días. Rocas enormes, negras y afiladas se alzaban como colmillos del suelo desprovisto de vegetación. Parecía que estuviéramos en otro planeta. Siempre que recuerdo aquellas vistas pienso en un paisaje lunar, y no sé por qué, ya que estoy convencido de que la luna no debe tener ese aspecto. Antes de que cambiara el paisaje, en los prados verdes pastaban tranquilos los omnipresentes renos. En la foto, algunos nativos del lugar. El mar al este, y algunas colinas y acantilados al oeste fueron nuestros compañeros de viaje durante los kilómetros que recorrimos al aproximarnos cada vez más

Finlandia-Noruega 2007 (parte 10): Varanger. Ekkeroy y llegada a Vardo.

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Abandonamos la isla de Vadsoya para encaminarnos hacia nuestro siguiente destino: Ekkeroy, una pequeñísima península situada al este de Vadso. Puesto que estaba muy cerca, llegamos enseguida. En Ekkeroy pudimos ampliar nuestra lista de especies observadas: a la entrada del pueblo unos charranes descansaban y a veces revoloteaban entre las rocas de la orilla. Resultaron ser charranes árticos ( Sterna paradisaea ). Ninguno de los tres los habíamos visto nunca antes, y fue un auténtico lujo poder identificarlos primero y observarlos, fotografiarlos y filmarlos a placer después. Charrán artico (Sterna paradisaea). En las cercanías unos acantilados nos depararon la primera de las dos colonias de aves marinas que veríamos a lo largo de todo nuestro viaje. Cientos de gaviotas tridáctilas ( Rissa tridactyla ) armaban un gran barullo a lo largo y ancho de las paredes. En mi caso era la primera vez que contemplaba un espectáculo semejante y quedé muy impresionado. La imagen de las gaviotas

Finlandia-Noruega 2007 (parte 9): Varanger

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Despertamos la mañana del día de San Fermín, acompañados de nuestros amigos los renos, que pastaban tranquilos bajo la eterna luz diurna. Como ya dije en la entrada anterior, habíamos acampado en un lugar paradisíaco. Y aunque ya mostré entonces algunas fotografías de aquellos prados no he podido evitar añadir algunas más tomadas al comienzo de la nueva jornada. Estas imágenes no solo dan fe de cuanto escribo, si no que además muestran la orografía del terreno y el hábitat en el que nos encontrábamos viviendo. Renos (Rangifer tarandus) Vista del lugar en el que habíamos pasado las horas de sueño. Una vista más amplia. Se ve la tienda de campaña, a Cristina Prieto un poco más a la izquierda, sobre ella en la lejanía la iglesia de Nesseby, y a la derecha de la imagen un grupo de renos. Debo indicar aquí que escribir la crónica de este viaje dos años después de haberlo realizado se ha convertido en ocasiones en una auténtica labor de investigación. Pero la existencia de internet y

Finlandia-Noruega 2007 (parte 8): de Rovaniemi a la península de Varanger (cuarta parte). Éxtasis en Varanger.

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Escribo aquí la cuarta y última entrada correspondiente al tramo de viaje que nos llevó desde Rovaniemi, en Finlandia, hasta el principio de la península de Varanger, en el extremo norte de Noruega. Posteriores entradas relatarán qué vimos, qué hicimos, cómo vivimos las maravillosas jornadas que pasamos en Varanger, aquel bellísimo lugar. Pero primero quiero contar como fue nuestra llegada, cómo fueron las últimas horas de aquel viernes 6 de julio del año 2007, y las primeras horas del día siguiente. Como dije en la entrada anterior, nos alejábamos de la frontera en nuestro coche alquilado. Algunos árboles flanqueaban la carretera, pero no muchos. De hecho, cada vez se veían menos, y a medida que se acercaban las horas nocturnas y llegábamos más y más al norte el paisaje se aclaraba de manera ostensible. Estábamos en la tundra. Apareció junto a nosotros el río Tana. No podíamos avanzar sin dejar de mirar por las ventanillas hacia el agua, que quedaba a un nivel bastante más inferio