El enigma del cuervo

El 5 de septiembre del 2021 subí a la azotea de mi casa, en Ripollet, para intentar observar rapaces en paso postnupcial, en su migración norte-sur en busca de tierras más cálidas en las que pasar los días de invierno. No fue nada mal: aparecieron treinta y tres especies diferentes de aves, entre las cuales había dos águilas de Bonelli, un águila pescadora, dos culebreras, diez laguneros, un aguilucho cenizo, un águila calzada, cinco cernícalos, un halcón peregrino, un gavilán, un ratonero, cinco vencejos comunes y una garza imperial. También vi dos cuervos, Corvus corax . O al menos eso pensé en un primer momento. Uno de ellos me pasó por encima, no muy alto, pero lo detecté tarde, ya en la vertical, y apenas tuve tiempo de echarle unas pocas fotografías, la mayoría desde atrás, mientras se alejaba. Esta ave me había llamado la atención. Era, por supuesto, totalmente negra y de un tamaño aceptable. Pero el pico parecía fino y la cola se me antojó más redondeada que cuneiforme y algo e...