Carrera por el Big Year

Hace unos días aparecieron en el Turó de l'Home (una montaña de 1706 metros de altitud situada a unos cincuenta kilómetros de Barcelona) unas aves ciertamente interesantes: escribanos nivales (Plectrophenax nivalis), gorriones alpinos (Montifringilla nivalis) y acentores alpinos (Prunella collaris). Las tres son bastante raras por estos lares, especialmente la primera. Comparten el gusto por los ambientes muy fríos, ocupando las más altas cimas de Europa o la tundra ártica.

 A mediados del verano mi amigo Jaume Castellà y yo mantuvimos una charla sobre el Big Year. Curiosamente, descubrimos que ambos llevábamos exactamente el mismo número de aves a aquellas alturas del año. Puesto que nuestras posibilidades de ganar eran nulas (ya hay por ahí quién nos supera en un centenar), decidimos echarle sal al asunto y realizar un duelo particular. Nos apostamos una comida en un buen restaurante.

Resulta que tanto él como yo ya habíamos visto gorriones alpinos en los primeros meses de este año. Pero las otras dos especies nos faltaban en nuestra lista.

Jaume me mandó un mensaje el jueves, día 20 de noviembre. Había subido al Turó de l'Home. Encontró las avecillas y con ellas dejó su marcador en un total de 262 especies diferentes. Yo llevaba hasta ayer 257 en total, y no podía permitir que Jaume se me escapara de cinco. Así que al día siguiente, el viernes 21 de noviembre, me levanté a las 5.30 de la mañana. Era día laborable y tenía que trabajar. ¿Me daría tiempo a subir al Turó de l'Home, ver las aves, y regresar a tiempo? Era una locura tal vez... pero debía alcanzar a Jaume. ¿Lo conseguiría?

Allí arriba hay aves...



Lo que sí que conseguí nada más aparcar el coche cerca de la cima fue helarme. Iba equipado con ropa de abrigo, bufanda, gorro de lana, guantes, y mi largo pelo desmelenado para protegerme las orejas. Pero un viento helado muy fuerte que me frenaba y apenas me dejaba avanzar me recordó que me hallaba efectivamente en el piso nival, más allá de los bosques, un ambiente que me trasladó en el tiempo a la tundra de Varanger, la cual tuve el privilegio de poder visitar en el año 2007.





Hubo suerte con las aves. No había gente, y subí en soledad total hasta la mismísima cima. Allí me esperaban las tres especies, reunidas en un acto bondadoso consistente en hacerme perder el menor tiempo posible.

Pero ahí se reveló el auténtico objetivo de mi visita: en realidad no me importaba alcanzar o no a Jaume, si no disfrutar de la belleza de estos regordetes animalitos. Tuve que quedarme un largo rato disfrutando del paisaje y de la compañía de las avecillas. Era superior a mis fuerzas.

Escribano nival (Plectrophenax nivalis)




Acentor alpino (Prunella collaris)
 

Gorrión alpino (Montifringilla nivalis)

 


Un servidor


Dos especies a sumar a mi lista, 259 en total. A tres de Jaume. Al final llegué una hora tarde a trabajar, pero mereció la pena.

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