Israel: 23-03-2022, ¡Pernis!

Podría decir que la jornada maratoniana que había supuesto el día anterior me dejó agotado. Pero faltaría a la verdad. Tal vez  mi cuerpo sí lo estuviera, pero yo no lo supe en ningún momento. Ver aves es una droga más potente que la cafeína. Creo que las Coca-Colas que tomábamos nos ayudaban a mantenernos enteros en los "entre actos". Sea como fuere, dormí de un tirón y me levanté como nuevo. Como nos habíamos acostado muy tarde, aquella mañana no madrugamos tanto: las siete era una buena hora para despertarse.

Fuimos a desayunar a nuestro supermercado-cafetería habitual, pero de camino hacia allí me desvié unos metros. En la esquina de la calle en la que se hallaba nuestro hotel había una panadería (y también cafetería) que, según anunciaba un gran cartel situado en la fachada, abría las 24 horas. Pero siempre que pasábamos por delante estaba cerrada.

Aquella mañana estaba abierta -tal vez porque nos habíamos levantado algo más tarde-, lo cual indicaba que las 24 horas eran bastante relativas. Decidí echar un vistazo y lo que vi no me defraudó. Junto a una gran variedad de bollería a escoger habían montado un puestecito religioso que inmediatamente me llamó la atención. Le pregunté al tendero si podía hacer fotos y me contestó que sí, con un gesto que insinuaba que el asunto no revestía la menor importancia.

Soy un ignorante en muchísimos temas. Me gustaría saber de todo, pero no me es posible. Al final creo que es mejor dedicar el tiempo del que dispongo a especializarme en algunos pocos temas que intentar abarcarlo todo -aunque reconozco que a veces me aparto de este dogma-. La cultura de Israel -como la de casi todos los países del mundo- me es más desconocida de lo que me gustaría. Sea como fuere, a pesar de no ser yo una persona creyente -de hecho, seguramente por eso-, me sorprendió encontrarme con un país tan religioso.

Recompensé la confianza del tendero comprando allí mi desayuno, aunque el café lo tomé con mis compañeros en el lugar habitual, tras lo cual nos dirigimos al cercano Birdwatching Park, como lo llamaba yo, aunque el nombre correcto era IBRCE (The International Birding & Research Center Eilat). A las ocho ya estábamos allí y estuvimos explorando la reserva hasta pasadas las nueve.

Resultó ser un tiempo muy bien dedicado: tuvimos observaciones de archibebe fino, carricerín común, garcilla cangrejera, busardos de la subespecie vulpinus, un águila pomarina, y cayó por fin una de las joyas de la corona del viaje a Israel, otra de las especies que más me apetecía ver y con la que, además, no contaba al cien por cien.

Ferran, nuestro guía, nos había hablado a lo largo de la semana de una pareja de abejeros orientales que se había establecido en un palmeral colindante con la reserva. Sin embargo no habíamos tenido suerte con ellos en días anteriores. Aquella mañana, por fin, ambos nos premiaron con su presencia.

Como buen amante de las rapaces que soy (y apasionado de la migración postnupcial), aquellos Pernis distintos a los nuestros supusieron para mí una de las mejores observaciones del viaje.

Abejero oriental, Pernis ptilorhynchus, bimbo número 50.

Buteo buteo vulpinus

Archibebe fino - Tringa stagnatilis

El siguiente punto a visitar eran las montañas con las que limitaba la ciudad de Eilat por el oeste, uno de los lugares que ha convertido a Israel en un lugar mítico para muchos ornitólogos.

En lo alto de una carretera, sin vegetación alguna, se aparcan los vehículos y se mira al cielo. Durante la migración, cientos de miles de aves rapaces cruzan hacia el norte en primavera y hacia el sur en otoño, en uno de los mejores lugares del planeta para contemplar este apasionante fenómeno.

Como ya he comentado anteriormente, soy un apasionado de la migración postnupcial, mucho más patente en la península ibérica que la prenupcial. Cada año, durante septiembre y octubre subo a l'Espinal, cerca de Argentona (Barcelona) para contemplar el paso de las rapaces.

Este grupo de aves nunca decepciona, y cada campaña me llevo un buen saco de maravillosas observaciones. Pero nunca, por supuesto, llego a los increíbles números de las montañas de Eilat. Así que tenía muchas ganas de que llegara el momento de subir hasta allí y ver qué sorpresas nos aguardaban.

Sin embargo, tras un buen rato detectando unos pocos busardos y alguna cigüeña negra ya nos percatamos de que no habíamos escogido uno de los mejores días. Mientras esperábamos que el paso migratorio mejorara, nos dedicamos a observar una curiosa cola formada por decenas de personas que ascendía en hilera hacia lo alto de otra montaña situada al sureste de nuestra posición. La escena me recordó a un juego de ordenador antiguo, uno al que jugué tal vez veinte años atrás. Se llamaba "Lemmings". Los animalillos avanzaban en fila india hacia agujeros que suponían una muerte segura. El objetivo del juego era evitar tan trágico destino realizando acciones para hacer seguro el camino que seguían inexorablemente los simpáticos roedores.

Esperando a las rapaces.

Jaume y yo.

El paisaje impresionaba.

Lemmings.

En realidad, el gran atractivo del rato que pasamos allí fueron dos paseriformes. Por un lado, una collalba monje que nos dio un auténtico espectáculo de vuelos y poses. Cuando me cansé de ella (suena fatal, pero es que estuvo mucho rato...), caminé hasta las furgonetas que teníamos aparcadas a unos cincuenta metros. Mientras charlaba con mi amigo Jaume una terrera sahariana decidió posar para nosotros a apenas tres metros de distancia. La luz era muy fuerte y yo no soy un gran fotógrafo, pero así y todo la cercanía propició que consiguiera unas imágenes bastante decentes.

Collalba monje - Oenanthe monacha

Terresa sahariana - Ammomanes deserti

Finalmente, decidimos que sería más productivo descender de las montañas para buscar aves en lo que llamábamos las "piscina del kilómetro diecinueve". Así que descendimos hasta el ancho valle que supone la frontera entre Israel y Jordania, y descubrimos que era allí, en las cotas bajas, donde estaba pasando el grueso del paso de las rapaces.

De aquel paseo repleto de sorpresas hablaré en la próxima entrada del blog.

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