Israel: 25-03-2022, papamoscas semiacollarado, curruca chipiotra y otros

Un nuevo día. Mustapha, la canción de Queen, seguía en mi cabeza.

Aquella mañana improvisamos una breve visita a Canada Park, un pequeño parque urbano de la misma ciudad de Eilat: Ferran, nuestro guía, se había enterado de que alguien había avistado un papamoscas semiacollarado.

Tras desayunar nos desplazamos hasta allí y, por supuesto, lo vimos, consiguiendo yo un nuevo bimbo. No se podía comenzar mejor la jornada.

Papamoscas semiacollarado (Ficedula semitorquata), bimbo número 56.

Retomamos el plan original del día y nos desplazamos hasta Amram’s Pillars, un cañón cercano a Eilat que prometía mucho. Se trataba de un valle muy seco rodeado de paredes. Por el camino disfrutamos de una gacela que por unos breves instantes posó para nosotros.

Sobre unas rocas situadas junto al camino los ornitólogos visitantes acostumbraban a dejar unas pequeñas cantidades de agua. Los pájaros, ávidos de líquido, se acercaban a saciar su sed. Hicimos el experimento y esperamos unos minutos dentro de los vehículos, pero no hubo suerte. Avanzamos hasta el lugar en el que finalmente íbamos a aparcar. Nos apeamos y exploramos el lugar. Una prinia desértica (Scotocerca inquieta) se nos acercó mucho, y a apenas un par de metros de nosotros exploró confiada todas las grietas, recovecos y rincones que le ofrecían las piedras esparcidas por el suelo.

Amram’s Pillars.

Gacela dorcas (Gazella dorcas)

Prinia desértica (Scotocerca inquieta)

A continuación nos desplazamos al IBRCE (International Birding and Research Center Eilat), el humedal al que tantas veces habíamos acudido durante aquella semana. Como siempre, se trataba de una apuesta segura. Aquel día nos deparó pequeñas sorpresas, como un avetoro semioculto entre el carrizo... o sorpresas más grandes, como el alzacola que supuso mi bimbo número 57. Fue un momentazo, ya que yo no esperaba encontrar esta especie en Israel, y además lo tuvimos muy cerca, merodeando frente a nosotros el rato que quisimos, hasta que nos cansamos y nos fuimos.

IBRCE.

Avetoro (Botaurus stellaris), muy escondido entre el carrizo.

Alzacola rojizo (Cercotrichas galactotes), bimbo número 57.


Avefría espinosa (Vanellus spinosus).

Como he dicho al empezar esta entrada del blog, Mustapha siguió torturándome como había hecho durante toda la semana. al negarse a abandonar mi cerebro. Los pájaros me liberaban por unos instantes, pero al vagar mi mente por otros derroteros invariablemente aquel tema regresaba a mi cabeza. Empecé a resignarme a su presencia y a tener claro que seguramente iba a tener que convivir con aquella singularidad cerebral hasta la finalización del viaje.

Una nueva visita a las piscinas del km19 me daría un respiro. La buena racha continuó y cayó otro bimbo más. A medida que pasaban los días se hacía más difícil ver algo nuevo, así que cuando esto ocurría la alegría era inmensa. Apareció, por fin, el martín pescador pío: un ejemplar que hizo nuestras delicias volando cerca, haciendo cernidos, zambulléndose y posándose. La migración de rapaces prosiguió su curso y por el cielo desfilaron cientos de ejemplares de milano negro y de ratonero de estepa en su periplo hacia al norte.

Tarabilla asiática (Saxicola maura).

Ratoneros de estepa (Buteo buteo vulpinus).

Martín pescador pío (Ceryle rudis), bimbo número 58.


Subimos a los vehículos y nos pusimos en marcha para abandonar el lugar, pero nos detuvimos a los pocos metros ya que un precioso alcaudón núbico se hallaba posado en una valla del camino.

Alcaudón núbico (Lanius nubicus).

El siguiente destino fue Holland Park, que nunca decepcionaba: a las habituales maravillas (escribanos ceniciento y hortelano, cigüeña negra, torcecuello, abejaruco esmeralda, mosquitero pálido oriental, suimanga palestino, curruca de Ruppell, curruca mirlona oriental…) se le sumaron dos premios gordos: el gorrión pálido, especie que había aparecido en el mismo lugar días atrás pero que hasta aquel momento tan solo habíamos podido observar Ferran y yo (en esta segunda ocasión todos pudieron disfrutarla) y la curruca chipriota, otro bimbo más que cayó en aquella jornada memorable.

Escribano hortelano (Emberiza hortulana).

Gorrión pálido (Carpospiza brachydactyla).

Curruca chipriota (Sylvia melanothorax), bimbo número 59.




Suimanga palestino (Cinnyris osea).

Terminamos la tarde en la playa de Eilat, observando, entre otras cosas, cuervo indio, garceta dimorfa, y el delfín jiboso que, según nos dijeron, andaba por ahí desde hacía ya varios días. Dimos también un paseo por el canal que desemboca en la playa, y nos llevamos buenas observaciones de gorrión moruno, archibebe fino y otras especies.

El atardecer nos alcanzó mientras contemplábamos el vuelo de las gaviotas sobre las aguas del golfo de Aqaba. Un grupo de ostreros las acompañaba mientras buscaba algún lugar apropiado en la orilla para posarse. Contemplamos el segundo ejemplar de martín pescador pío del día, y terminamos de la mejor manera posible. Se había hecho de rogar, pero por fin apareció un ejemplar de piquero pardo. Aunque estaba muy lejos, posado en una boya, pudimos añadir una última especie más a nuestras listas y se convirtió además en mi bimbo particular número 60.

Cuevo indio (Corvus splendens).

Garceta dimorfa (Egretta gularis).

Delfín fiboso índico (Sousa plumbea).

Gaviota ojiblanca (Larus leucophthalmus).

Piquero pardo (Sula leucogaster), bimbo número 60.


Cenamos por última vez en Israel: al día siguiente terminaría nuestro viaje. Se acerca, también, el fin de este blog.

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