El equipo A

Marcel Gallardo se convirtió en un héroe este mes de marzo para muchos ornitólogos. Encontró hace unas pocas semanas un ejemplar de reinita trepadora (Mniotilta varia) cerca del pueblo de Mediona, en la comarca de l'Alt Penedès. Suponía el primer registro de esta especie americana para Catalunya y el segundo para España (después de un ejemplar en Canarias en el 2009).

Aunque el primer avistamiento fue anterior, la noticia corrió como la pólvora el 28 de marzo. Lunes.

Por supuesto, yo trabajaba. Como muchos otros, supuse. Así y todo, una marabunta de ornitólogos salió disparada hacia Mediona para ver la megarareza.

Las noticias volaban por Whatsapp. Mucha gente vio al ave el lunes, y el martes, y el miércoles... a primeros de semana se me pasaba por la cabeza la idea de acercarme a verla.

"Tal vez vaya a verla si aguanta hasta el fin de semana. Tal vez..."

Con el paso de los días mis dudas iniciales se fueron convirtiendo en la habitual fiebre: el ave debía aguantar hasta el fin de semana. Es más, ¿por qué no ir el viernes? Así se gestó mi plan.

El viernes, 1 de abril, yo trabajaba hasta las tres de la tarde. A partir de ahí sería libre. Pero por la mañana debía trabajar y durante el mediodía, en algún momento, comer. Resultó que le había prometido a Mari, mi pareja, que el viernes limpiaría los suelos de la casa y que bañaría a Nina, nuestra perra.

Descubrí además que hacía días que no me afeitaba y que estaba muy feo. Tenía que adecentarme un poco.

Entre a trabajar a las ocho de la mañana. Dentro de mi horario laboral disponía de media hora para desayunar y una hora para comer.

Sin saber bien cómo, aquella mañana trabajé, bañé a Nina, limpié los suelos, me afeité y me duché... incluso comí.

A las tres de la tarde cogí los prismáticos y la cámara y los escondí en la mochila del trabajo para que Nina no sospechara que me iba sin ella. Tuve que engañarla porque se vuelve loca de alegría cuando la llevo a ver pájaros, pero se deprime cuando me voy sin ella. No quise arriesgarme a que viniera en aquella ocasión por varios motivos: molestias a otros ornitólogos, posible miedo del pájaro, terrenos cultivados de un pagès... no sabía lo que me iba a encontrar. Así que la engañé intentando hacerle creer que no me iba a ver aves. Creo que funcionó bastante bien.

Llegué a Mediona pasadas las cuatro de la tarde. Comprobé que hacía calor y dejé el anorak en el maletero del coche.

En lugar de encontrar a la reinita, encontré a Portillo, con quién aún no había coincidido nunca. ¿Quién no conoce al hombre que ha visto más especies en un año natural en España? Fue un honor. Pero la reinita era más importante que él (lo siento Portillo) y me puse a buscar.

Soplaba el viento. Comprobé que hacía frío. Regresé al coche para buscar el anorak.

Seguía sin encontrar al pájaro. En su lugar avisté un ejemplar de Josep Crusafont, otro de Sergi Arís, uno de Ricard Gutiérrez, de Oriol Clarabuch...

Lugar por el que se movía el ave:

Las horas fueron pasando. En un momento dado aparecieron las lechuzas pajareras: Maria Cabau, Jaroa López, Sonia y Carla. Acabaron siendo las triunfadoras del día.

Porque, cuando ya empezábamos a tirar la toalla, cuando alguno ya había hecho un simulacro de abandono y se había ido (no muy lejos), cuando yo había anunciado ya tres o cuatro veces que también me marchaba (aunque caminando muy lentamente)... fue entonces cuando vi gente corriendo. Me giré y vi como Maria Cabau hacía gestos con los brazos.

Corrí yo también y llegué a su lado. La Mniotilta se paseaba por las ramas de un árbol mágico al que deberíamos preservar como a un tótem. Pero yo no vi al pájaro inicialmente. Carla fue quién me indicó la rama correcta y al final, tras sufrir todavía un poquito más, pude bimbar.

No fueron más que un par de segundos, pero fueron suficientes. Subidón de adrenalina y alegría desbordada. Fue como si la reinita me hubiera esperado para decirme "mírame, ¿ya está?, ¿sí?, pues me voy". Alzó el vuelo y se alejó varias decenas de metros hasta unos pinos.

Sonia, Maria, Jaroa y Carla (foto de Miquel Rafa).

La seguimos hasta aquellos pinos entre selfies, felicitaciones y risas. La encontramos de nuevo pero ninguna observación mía mejoró la primera, y tampoco fructificaron mis escasos intentos de conseguir alguna imagen. Tampoco era imprescindible. Otros muchos la habían fotografiado, pero yo en concreto estaba interesado en la foto que había hecho Jaroa, ya que reflejaba fielmente lo que yo había visto.

Reinita trepadora (Mniotilta varia), (fotos de Jaroa López)

José Portillo también llegó a tiempo y sacó esta foto de grupo. Pregunta de examen: ¿la foto está hecha antes o después de bimbar?

El árbol mágico.

Me despedí de todo el mundo y regresé a casa.

Llegué antes de las diez, algo cansado. Abrí una botella de cava del Penedès para celebrar el bimbo. Mientras bebía descubrí que el cava que había abierto (el único que tenía en la nevera) era de Requena. Los del Penedès estaban sobre el mármol de la cocina.

No importaba. Lo celebré igual y pronuncié la frase que definía aquel día.

- Me encanta que los planes salgan bien...

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