Garcilla cangrejera, nueva especie para casa

El 14 de mayo fue el Global Big Day, una jornada de periodicidad anual propuesta por The Cornell Lab of Ornithology y la plataforma ebird para celebrar la observación de las aves. Coincide con el Día Mundial de las Aves Migratorias.

Se me ocurrieron muchas formas de celebrar ambos eventos, pero al final opté por la más sencilla. Subí a la azotea de casa en Ripollet (Barcelona) y monté el telescopio.

Mis aspiraciones eran muy "humildes". Quería ver águila real, misión casi imposible. Pero en días anteriores se había detectado alguna en la comarca y además en marzo del año pasado yo mismo había logrado la hazaña de observar un ejemplar desde el balcón.

Otra posibilidad era esperar la aparición de alguna gaviota rara subiendo por el río Ripoll. De nuevo rememoré tiempos pasados, cuando en mayo del 2020 aparecieron dos gaviotas de Audouin, o cuando unos años antes descubrí también en mayo una gaviota groenlandesa (Larus glaucoides) en el río Llobregat.

Mientras estaba en la azotea me volví mucho más realista y simplemente esperé el paso de algún abejero europeo en su viaje migratorio hacia Europa.

Sin embargo, aunque un Pernis habría estado bien, llegó la mejor de las observaciones: la especie inesperada. Ésta es siempre la más deseable, por el subidón que se experimenta cuando saltan todas las alarmas en el cerebro. Cualquiera que mire aves sabe de qué hablo.

En esta ocasión me llevé el premio con la garcilla cangrejera (Ardeola ralloides), primera cita para mi casa y primera vez que las veo en la comarca del Vallès Occidental, por lo cual podía añadirla a las dos listas: dos ejemplares descendían por el río Ripoll sobrevolándolo a media altura.

Me llevé una gran alegría. Creo que afronté el resto del día con una sonrisa de oreja a oreja y con energías renovadas.

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