Finlandia-Noruega 2007 (parte 3): de Lahti a Oulu

Yo no estaba en el coche en aquel momento, no mentalmente al menos. No recuerdo dónde me hallaba, pero lo cierto es que un ruído me devolvió a la realidad. El cuerpo me dolía. Estaba cansado. Abrí los ojos y frente a mí vi una tapicería. Me incorporé y choqué con el volante. Vaya, así que me hallaba en el Renault de Finlandia. Yo era el conductor y había dormido en el mismo asiento que ocupaba cuando aparqué el vehículo unas horas atrás en el párking de la carretera.
Un movimiento a mi izquierda me llamo la atención. Sobresaltado, contemplé como una mole enorme (¿un mastodonte?) se desplazaba muy cerca de nosotros. Abrí los ojos del todo. El colosal animal ocupaba gran parte de mi campo visual. Y por supuesto no era un animal.
Un gigantesco camión cargado de troncos intentaba maniobras imposibles para poder situarse tras nuestro coche sin tener que despertarnos para que lo moviéramos... Estaba conmovido... Aquel hombre prefería sudar haciendo malabarismos con un camión a tener que despertar a tres turistas mal aparcados. Qué gente tan increíble. ¿Existirán al fin y al cabo los elfos de Tolkien?

Arranqué el vehículo para sorpresa y confusión de mis adormilados compañeros y lo moví unos metros hacia delante, lo suficiente para dejar vía libre al trailer.

Era la mañana del 4 de julio de aquel año 2007. Desayunamos algo mientras disfrutábamos de la compañía de un cercano carbonero común (Parus major). Había que comprobar todas y cada una de las aves que viéramos, por comunes que pudieran parecer.

Nos pusimos en marcha y avanzamos bastante kilómetros, hasta que unas grullas que pastaban en unos campos junto a la carretera nos llamaron la atención. Eran las primeras que veíamos. Nos apeamos del coche y mientras las mirábamos decidimos estudiar un poco la zona. Unos cien metros más adelante se extendía un lago de dimensiones medianas. Enfocamos hacia allí los telescopios y... cayó otro bimbo -al menos para Cristina y para mí, creo que Dani ya lo había visto-. Algunos ejemplares de porrón osculado (Bucephala clangula) nadaban tranquilos, ajenos a nuestro vouyerismo pajaril.

Grulla común (Grus grus)
Porrón osculado (Bucephala clangula)

Volvimos al coche y continuamos con nuestro periplo hacia al norte. Al cabo de unas horas llegamos por fin al territorio de Oulu. Un gran bando de grullas en vuelo en formación de "V" nos dio la bienvenida.

Bando de grullas en vuelo

Gracias a las chuletas que llevábamos impresas conseguimos encontrar los importantes humedales cercanos al pueblo de Liminka. Pero una pequeña decepción llegó cuando comprobamos que el centro de información estaba cerrado. No pudimos averiguar por tanto el significado de las palabras "liminganlahden opastuskeskus" que se leían en la pared de una casita cercana.

No tuvimos más remedio que seguir tirando de chuleta impresa, así como de inspiración, de instinto, de intuición... y de nuestro macarrónico inglés para explorar la zona y descubrir algunas aves interesantes.

Un ornitólogo local nos informó de las nulas posibilidades de encontrar escribano aureolado (Emberiza aureola) en Oulu: hacía años que no se observaba ni un solo ejemplar. Fuera fiable la fuente o no, la noticia supuso una nueva pequeña decepción, y ya iban dos.

Hallamos un observatorio que daba a la bahía, y desde el cual pude bimbar mi tercera ave: cisne cantor (Cygnus cygnus). No recuerdo si Dani lo había visto ya en el pasado o no. Para Cristina también era una especie nueva, pero no quiso darlo como bimbo debido a la larga distancia: las aves estaban tan lejos que incluso con los telescopios se veían muy mal, pero así y todo la especie estaba identificada. La extensión de amarillo del pico no dejaba lugar a dudas.

Bahía de Liminka
Cristina y Dani en el observatorio.

Por la zona pudimos disfrutar también de una aguja colinegra (Limosa limosa) que iba acompañada de pollos y de un archibebe común (Tringa totanus) que se dejó fotografiar a placer. A pesar de todo, no dejaba de ser todo realmente un poco desalentador: pocas aves realmente interesantes, exceptuando los lejanísimos cisnes, o mejor dicho, pocas aves en general. Y por contra mucho calor. El sol caía a plomo y poco debía envidiar esa atmósfera a la de la península ibérica.

Archibebe común (Tringa totanus)
Aguja colinegra (Limosa limosa). Su pollo andaba cerca.

Las horas de la tarde las pasamos en otro observatorio -donde aprovechamos para comer algo-, una torre elevada situada más al oeste, más cerca del pueblo de Lumijoki. Desde aquel lugar pudimos ver algunas grullas posadas en las cercanías, así como charranes comunes, y otro bimbo más para el saco: pigargo (Haliaaetus albicilla). Algunos ejemplares hicieron nuestras delicias, primero volando a lo lejos, y finalmente posándose a algunos cientos de metros de nuestra ubicación. La corneja cenicienta había estado bien -y a nivel particular, también el zorzal real-, pero el pigargo era algo diferente. Se trataba ni más de menos que de bimbar un ave rapaz, una de las grandes además. Y casi todos los ornitólogos sentimos algo especial cuando tenemos a una rapaz delante. El pigargo compensaba los momentos de desánimo -pocos en cualquier caso- del mediodía.

Cristina y Dani. Camino del observatorio de la tarde.
Para ser un buen ornitosectario hay que alimentarse bien: Dani y Jordi preparando el apetitoso keittokinkku. Cuando hay hambre hasta las piedras saben a manjar exquisito. Dani ni lo sospechaba, pero aquí estuve a punto de arrancarle la lata de las manos a mordiscos.

Pigargo europeo (Haliaaetus albicilla)

Tras pasar unas horas disfrutando de ellos decidimos dar una vuelta por unos campos cercanos. Era medianoche y el sol se había puesto, pero había luz suficiente como para continuar buscando animales. Las aves descansaban, pero un corzo salió a nuestro paso y pudimos observarlo a placer durante un buen rato.

Corzo (Capreolus capreolus)

Pasear de "noche" con luz de "día" es toda una experiencia. Pero también es una trampa para nuestro organismo. Decidimos que había llegado la hora de descansar un poco. Teníamos plantada la tienda de campaña en un bosquecillo cercano, y allí nos tumbamos a dormir unas horas hasta que el cuerpo nos pidiera más fauna.

Las gentes del pueblo duermen. La Ornitosecta no.
Es de noche en Finlandia.

Otras aves que pudimos ver aquel día: tarabilla norteña (Saxicola rubetra), aguilucho lagunero (Circus aeruginosus), ánade silbón (Anas penelope), porrón moñudo (Aythya fuligula), escribano cerillo (Emberiza citrinella), zorzal real (Turdus pilaris), papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), zarapito real (Numenius arquata), gaviota enana (Larus minutus), avefría (Vanellus vanellus), ánsar común (Anser anser) y algunas otras más. En cuanto a mamíferos, al mencionado corzo (Capreolus capreolus) hay que añadir una liebre (Lepus europaeus).

Comentarios

  1. De verdad que nos comimos eso con ese nombre? Ni me acuerdo a qué sabia...
    :-)

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  2. Pues sí. Lo pone en la lata. Creo que era una especie de choped o algo así, o pavo...

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  3. be de tota manera el problema el tindras cuant et miris a la cris i al dani i vegis un pollo a l'ast que camina,una abraçada craks

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  4. Jajajaja, no em donis idees, no em donis idees...

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