Limnodromus scolopaceus en Pals

Recientemente se ha visto una agujeta escolopácea (Limnodromus scolopaceus) en el Delta de l'Ebre. Es un buen momento para recordar el día en que bimbé esta especie, limícola americano que esporádicamente aparece en la costa catalana.

No hace falta remontarse mucho en el tiempo, tan solo un par de años. A primeros de octubre del 2019 alguien (no recuerdo quién) descubrió un ejemplar en los arrozales de Pals (Baix Empordà, Girona). El día 12 de aquel mes me fui para allí en compañía de Toni Fernández, Mister Pelazo.

Aunque inicialmente la agujeta se hizo de rogar, había tanta gente mirando que era difícil que pasara inadvertida. En efecto, alguien dio el aviso. Sin embargo la situación tan solo cambió de pájaro-no-encontrado a un poco ilusionante pájaro-encontrado-pero-lejos. No se veía muy bien no solo por la distancia a la que se hallaba, si no también porque la luz no era muy buena. A través de los telescopios pudimos contemplar al ave un largo rato y sacar algunas fotos testimoniales mediante la técnico del cutremóvildigiscoping, que consiste en apoyar el móvil a pulso en el ocular del telescopio para conseguir una imagen movida, desenfocada y granulada que en ocasiones sirve como foto testimonial.

Créanme. Ahí hay una agujeta escolopácea.

Candidata a foto del año.

Tal vez ya estuviéramos contentos. Tal vez fuera suficiente. Pero hay días en los astros se alinean y las aves nos premian. La situación cambió de pájaro-encontrado-pero-lejos a pájaro-que-siente-pena-por-los-ornitólogos-y-decide-acercarse-mucho-mucho-mucho.

Realizó un corto vuelo que le llevó por encima de nuestras cabezas y se posó en otro campo, en una posición mucho más adecuada para nuestras oscuras intenciones. Quedó bien iluminada por el débil sol y aproveché para sacar muchísimas fotos (aunque siempre respetando la distancia: desde el camino y sin entrar jamás al arrozal que, además, por supuesto, estaba inundado de agua).

Esto ya es otra cosa... ¡Limnodromus scolopaceus!

La agujeta junto a un correlimos común (Calidris alpina)

Tras un buen rato de observación y de uso de la cámara (la disparé unas doscientas veces) pareció que el momento no daba para más y que se podía dar la visita por cerrada. Sin embargo un niño (sí, un niño) cantó un correlimos pectoral en otro arrozal y los telescopios y prismáticos giraron hacia allí. Lo observamos y fotografiamos mientras el orgulloso padre del niño sacaba pecho recordándonos la gesta de la criatura.

Correlimos pectoral, Calidris melanotos, otra candidata a foto del año.


Como ya íbamos sobrados, Toni me dijo:

- Oye, ahora quiero una cigüeña negra.

¡No se hable más! Lo que sigue es verídico: subimos al coche y yo conduje al azar por un par de carreteras dejándome llevar por el instinto. Vamos por aquí... vamos por allá...

Al cabo de cinco minutos, de manera increíble, una cigüeña negra apareció remontando frente a nosotros, todavía baja, a una decena de metros del suelo. Ganó altura rápidamente y se marchó.

Ciconia nigra



No nos podíamos quejar, ¡no nos podíamos quejar para nada en absoluto! Agujeta bimbada, misión cumplida. Pero de propina, ¡ah, amigo! ¡Correlimos pectoral y cigüeña negra!

La jornada se saldó con un total de 48 especies, incluyendo varios limícolas además de la agujeta (combatiente, correlimos común, avefría, agachadiza...) y varias rapaces (azor, halcón peregrino, alcotán...).

Azor acosado por cornejas.

Busardo ratonero, Buteo buteo

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